TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN Y MIEDO AL FRACASO

TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN Y MIEDO AL FRACASO

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TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN Y MIEDO AL FRACASO

Cuando jugamos con nuestros pequeños, muchas veces resulta que se sienten tristes o enfadados cuando pierden o no han salido victoriosos como ellos pensaban.

 

El fracaso es una percepción subjetiva, que aparece como resultado de una experiencia que no resultó como deseábamos. Pero… no obtener los resultados esperados no tiene por qué ser un fracaso. La vida es aprendizaje continuo y no hay aprendizaje sin error. Los errores son inherentes al aprendizaje, como los fracasos lo son a la vida.

 

El error nos permite aprender, nos va haciendo sabios poco a poco y nos ayuda a madurar emocional y psicológicamente. Los fracasos no son negativos en sí mismos; lo negativo es la forma de interpretar ese resultado fallido, y el miedo generado al mismo.

 

Es importante cambiar nuestra forma de ver el fracaso, elaborar representaciones mentales positivas y más realistas, generando así un estado emocional más positivo y liberándonos de los miedos que no nos permiten ser, que nos impiden desarrollarnos, hacernos sabios y avanzar en nuestro aprendizaje.

 

El temor al fracaso provoca emociones negativas que impiden a los niños y niñas ser ellos mismos. Así, el miedo se convierte en el mayor enemigo de su desarrollo y crecimiento sano y feliz.

 

El miedo a fracasar se produce porque los pequeños, basándose en experiencias previas, temen los resultados negativos. Realizan interpretaciones exageradas y poco realistas de las consecuencias. Claro que a nadie le gusta fracasar pero no debemos temer al fracaso, ya que ese temor solo será un impedimento para poder ser y hacer.

 

Es fundamental inculcar en los pequeños una mentalidad positiva del fracaso como una parte natural de la vida, como una experiencia que nos da experiencia y nos lleva al aprendizaje.

 

6 consejos para liberar a tu hijo del miedo a fracasar

 

  1. No lo sobreprotejas del error. Deja que falle y transmítele la idea de que es normal equivocarse. Dale ejemplos de cómo te equivocas tú mismo y otras personas cercanas a ustedes, sin que eso llegue a afectar gran cosa.
  2. Ante una situación difícil, ayúdalo a anticipar las posibles situaciones de fracaso. “¿Qué es lo peor que puede pasar?”, pregúntale. La idea es que juntos puedan analizar que lo peor no es tan malo como pudiera parecer.
  3. Enséñale a analizar sus equivocaciones para que pueda encontrar dónde estuvo su error. Puedes hacerle preguntas  como éstas: “¿Por qué crees que las cosas no salieron como esperabas? ¿Cómo crees que podrías haberlo hecho mejor? ¿Qué corregirías para la próxima? Esto no solo le ayudará a aprender del error sino que disipará su sensación de fracaso al intelectualizar la emoción.
  4. Deja que vea cómo tú también fracasas y cometes errores. Mantén siempre abierta la comunicación sobre este tema y mantén una actitud positiva hacia ello. Es importante que puedan ver que al igual que los papás y las mamás se equivocan, los hermanito también. Esto evita posibles celos entre hermanos o la falta de autoestima al compararse inconscientemente con el otro. Esto es la raíz de muchos problemas y dificultades en los menores.
  5. No reproches o castigues sus fracasos. Recuerda lo que sentías cuando sacabas una mala nota, por ejemplo, y en vez de entender y preocuparte por lo que esto podría significar, a ti más bien te preocupaba el regaño que recibirías de tus papás. Evita que tu hijo se preocupe por el castigo que pueda recibir de tu parte; a cambio, ayúdalo a entender las verdaderas consecuencias de sus fallas.
  6. Incítalo a innovar y buscar nuevos caminos ante el fracaso. De esta manera le estarás ayudando a dar con la solución, que es de lo que se trata.
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