Las enfermedades mentales o trastornos psicológicos son alteraciones de los procesos cognitivos y afectivos del desarrollo, consideradas como anormales con respecto al grupo social de referencia del cual proviene la persona. Nos estamos refiriendo a alteraciones en el razonamiento, el comportamiento, la facultad de reconocer la realidad…etc.

Pero ¿Cómo se definen realmente las enfermedades mentales?

Dependiendo del concepto de enfermedad que se utilice, algunos autores consideran más adecuado hablar en el campo de la salud mental utilizando el término «trastorno mental» (que es el que utiliza en los dos sistemas clasificatorios de la psicopatología más importantes en la actualidad: la CIE-10 de la Organización Mundial de la Salud y el DSM-V de la Asociación Psiquiátrica Americana). En ocasiones, el término «enfermedad mental» puede asociarse a estigmatización social. Por este motivo, este término está en desuso y se usa más “trastorno mental”. El concepto enfermedad mental engloba además diferentes patologías de diferente tipo, por lo que es muy difícil de definir de una única forma y hay que hablar de cada enfermedad o trastorno de forma particular e incluso individualizada ya que cada persona puede sufrirlas con síntomas algo diferentes.

Entonces, ¿Cuál es el origen de los trastornos mentales?

Debido a su naturaleza única y diferenciada de otras enfermedades, están determinados por muchos factores, integrando elementos de origen ambiental, familiar, psicosocial y psicológico, teniendo todos ellos también un peso no sólo en la presentación de la enfermedad, sino también en su desarrollo evolutivo, tratamiento, pronóstico y posibilidades de rehabilitación.

Por otro lado, existen numerosas categorías de trastornos mentales, con mayor o menor gravedad, pero la clasificación clásica los divide en: Trastornos Neuróticos y Trastornos Psicóticos.

Las NEUROSIS afectan en mayor grado a la percepción del sujeto sobre sí mismo, y a su nivel de agrado, de plenitud y de integración del yo, así como a sus relaciones con el entorno social y familiar más cercano; sin embargo, no presentan los síntomas usuales de desconexión con la realidad ni el alejamiento de la vida social.

Las PSICOSIS, por su parte, constituyen la manifestación más claramente asociada con la enfermedad mental; sus síntomas clásicos incluyen las alucinaciones, los delirios y una grave alteración afectiva y relacional. Estos trastornos suelen tener un factor orgánico bastante pronunciado como los Trastornos depresivos y bipolares, aunque las esquizofrenias son claramente las de mayor repercusión personal, social y familiar dado su carácter crónico y degenerativo.

Actualmente el tratamiento de los trastornos mentales posee un enfoque integrativo y multidisciplinar, en el que participan psicólogos y psiquiatras, educadores sociales, enfermeros psiquiátricos, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales y otros profesionales. Cada tratamiento integra, dependiendo del caso, la administración de psicofármacos como método paliativo de los síntomas más pronunciados, para así dar paso a un proceso de intervención psicológica que atienda a los orígenes y manifestaciones del trastorno y así generar un estado de bienestar más sólido, efectivo y permanente en las personas que sufren estas enfermedades.