TRASTORNOS CARACTERÍSTICOS DEL SUEÑO INFANTIL

TRASTORNOS CARACTERÍSTICOS DEL SUEÑO INFANTIL

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TRASTORNOS CARACTERÍSTICOS DEL SUEÑO INFANTIL

El sueño infantil no es un proceso uniforme, depende de la adaptación al medio, de la maduración cerebral y del aprendizaje.

A partir de los 2 años aparecen las primeras manifestaciones de orden psíquico tales como las pesadillas y es a partir de esta época cuando comienzan los sueños.

Los trastornos del sueños junto con los alimentarios son un problema frecuente en niños menores.

 

La situación se puede presentar en:

 

  • Bebés de pocos meses, que habitualmente son nerviosos y/o producto de las familias también nerviosas que han estimulado de forma incorrecta al niño.
  • Niños a quienes se les ha habituado a:

– Mecerles.

– Estar con él hasta que se ha dormido.

– Cogerle de la mano.

– Meterlos en la cama de los padres.

– Que el padre o madre se acueste habitualmente en la cama con el niño.

 

 

Trastornos del sueño

 

  • Disomnias

Las disomnias son alteraciones en la cantidad del sueño (conciliación del sueño/insomnio).

 

El insomnio puede comenzar a los 2 años y puede ser “Total” (el niño no duerme nada) o “Parcial” (acortamiento del tiempo habitual del sueño).

 

Este insomnio en ocasiones puede estar provocado por dolores de oído, intestinales… O por el uso de algunos medicamentos.

 

Las conductas adecuadas en los padres y la modificación de los factores anteriores conllevan a la normalización del sueño sin ser necesaria la intervención terapéutica.

 

  • Parasomnias

Las parasomnias son alteraciones en la calidad del sueño. Pueden ser de distintos tipos:

 

– Alucinaciones: las más comunes son de tipo visual o de carácter auditivo. Tienen relación con vivencias del día anterior como películas, lecturas, televisión… Por lo general no se guarda recuerdo de la misma al despertar.

 

– Sonambulismo: ambulación nocturna, inconsciente, no recordable. El niño sin despertarse, se sienta en la cama o se levante, pronuncia palabras incoherentes, tiene la mirada fija y los ojos abiertos, siendo difícil hablar, contactar con él o despertarle. El episodio dura como máximo 30 minutos, volviendo después a la cama y seguir posteriormente con sueño profundo.

 

– Terrores nocturnos: Aparecen en las primeras horas del sueño. El despertar es brusco, con un grito de pánico. El niño se sienta en la cama aterrorizado ansioso y con aspecto alucinado. Frecuentemente suda y está pálido, respira agitadamente y está taquicárdico. Tras unos minutos, cae abatido y se duerme tranquilamente no recordando nada al día siguiente. Se soluciona espontáneamente y no precisa tratamiento médico.

 

Pesadillas: Son ensoñaciones recordadas durante la vigilia. Son más frecuentes a partir de los 2 años. Se relacionan con situaciones amenazantes de películas, brujas, monstruos… Los pequeños no saben distinguir el sueño de la realidad con lo cual puede suponer un rechazo para irse a la cama.

 

  • Trastornos funcionales de la Conducta del Sueño

Estos pueden ser:

 

– Rechazo o negativa de irse a la cama: El niño siente miedo cuando llega la hora de irse a la cama y recurre a excusas para retrasar el momento. Se presenta entre los 1-6 años. Su fundamento parece estar en la “angustia de separación” de sus seres queridos o miedo a la oscuridad. En muchas ocasiones demandan que los padres les acompañen y organicen rituales manipulando así el ambiente. Una actitud de firmeza activa, el acortamiento de las siestas durante el día y el mantenimiento de un horario regular al acostarse son las medidas más adecuadas para evitarla.

 

– Actitud de firmeza afectiva.

 

– Acortamiento de siesta.

 

– Mantener un horario regular.

 

 

Rituales al acostarse: el niño suele tomar algún objeto como amuleto sin el cual no

 

puede dormir, apagar la luz, bajar las persianas… Son algunas de las “manías conocidas.”

 

 

Si tu hijo no tiene adquiridos buenos hábitos del sueño

  • Acuéstalo temprano, antes de que esté demasiado agitado o cansado y levántalo temprano; mantén horarios regulares tanto al acostarlo como al levantarlo.
  • No te apresures a la hora de dormir y pasa junto a tu hijo un rato tranquilo antes y después de meterlo en la cama.
  • La hora de acostarse debe convertirse en una rutina.
  • Asegúrate que tu hijo está listo, que ha ido al servicio (si ya controla esfínteres) y ha bebido.
  • Cuéntale una historia.
  • Déjale una lámpara encendida y la puerta entornada si tiene miedo.
  • Procura que la siesta no se prolongue en exceso.
  • Prepárale un baño antes de acostarse, esto predispone a la relajación.
  • Si no quiere dormir o empieza a llorar, déjale un rato, unos minutos. En caso de no cesar, nos acercaríamos con serenidad y sin tensión al atenderle.
  • Si tu hijo es muy nervioso, puedes darle infusiones relajantes, no hay inconveniente en eso.
  • Si se despierta por la noche, acude a su demanda sin llegar a cogerlo.

 

¿Qué no debes hacer para evitar trastornos en el patrón de sueño?

  • Ser excesivamente rígidos con los horarios de acostarse.
  • Abrigarle en exceso.
  • Darle demasiados alimentos por la noche.
  • Perder la paciencia si no consigue dormirse enseguida.
  • Convertir la cama de los padres en consuelo o premio en cada despertar por la noche.
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